Desde muy pequeña, tuve claro que quería dedicarme a cuidar. Lo supe viendo a mi padre trabajar en la farmacia del pueblo: allí tomaba tensiones, ponía inyecciones, repartía medicamentos y daba consejos como si cada persona que entraba fuese parte de nuestra familia. Yo le miraba con admiración, fascinada por su forma de ayudar a los demás.
Recuerdo mi primer disfraz en las fiestas del pueblo, de enfermera. No tenía dudas: quería ayudar a la gente como lo hacía mi padre. Estudié Enfermería movida por ese deseo profundo de estar al servicio, de aliviar el dolor ajeno, de acompañar.
Con los años, mi propio cuerpo empezó a hablarme a través de enfermedades que la medicina convencional no sabía explicar. Pasé mucho tiempo de consulta en consulta, buscando respuestas que no llegaban. Y fue ahí cuando descubrí el mundo de las terapias naturales.
«Lo que un día me salvó como paciente, hoy me llena el alma como terapeuta.»
Empecé recibiendo tratamientos, y poco a poco, sin darme cuenta, me estaba formando, comprendiendo, sanando. Descubrí que otra forma de cuidar era posible.
Más cercana.
Más profunda.
Más humana.
Hoy puedo decir que abrir mi consulta propia es un sueño hecho realidad. Después de formarme en reflexología podal para adultos e infantil, biomagnetismo, aurículoterapia y kinesiología con grandes referentes a nivel nacional, acompaño a personas que están listas para cuidarse de verdad.
Trabajo desde la escucha, la sensibilidad y el respeto. Cada sesión es un encuentro único donde pongo al servicio toda mi formación, pero sobre todo, mi historia.
Porque sé lo que es buscar respuestas sin encontrarlas.
Sé lo que es sentirse agotada, rota o incomprendida.
Y sé, también, que se puede volver a sentir paz, energía y dirección.
Estoy aquí para eso.
Para acompañarte.
Para que te sientas mejor.
Para que recuerdes que tienes que volver a ti.
Eva Rojo
