Te amé desde el primer día.
Aunque no lo supe.
Aunque no lo entendí.
Aunque me pasé ratos ignorándote.
Fuiste mi mejor compañía y mi peor tormento.
Me hacías sentir viva,
pero también vulnerable.
Eras calma y huracán en la misma piel.
A veces te deseaba con locura.
A veces huía de ti como si fueras fuego.
Nunca me dejaste del todo,
ni siquiera cuando te di la espalda.
Me reclamabas en el silencio de la noche…
me reclamabas al amanecer…
En el dolor de mis pies después de correr sin rumbo.
En el peso de mis hombros por cargar lo que no me correspondía.
En la tristeza que me arrancaba el sueño.
En la ansiedad que me hacía llorar.
Me enfadaba que me conocieras tanto.
Que supieras de mis miedos,
de mis inseguridades,
de esos fantasmas que me robaban la voz.
Eras exigente, desesperante incluso,
pero cuando me abrazabas…
sentía que todo encajaba.
Vivimos cabreos.
Largas temporadas de distancia.
Momentos en los que pensé ….no mas.
Pero siempre volvías.
O siempre volvía yo.
Te busqué en otras amistades,
en otras vidas…
pero nadie me devolvía la paz como tú.
Hoy he tenido que mirarte a los ojos y reconocerlo:
Eres el único amor que no puedo perder.
Eres la única piel en la que habito siempre.
Cuando entendí que eras mi esencia,
mi núcleo…
mi infinito…
todo cambió.
Ya no huyo.
Ya no te escondo.
Te escucho donde duele.
Te cuido.
Te doy descanso.
Te regalo pausas y caricias con cada terapia que conozco.
Reflexología para que respires por dentro.
Auriculoterapia para calmar lo que grita.
Flores de Bach para acariciar lo que duele.
Hoy sé que no hay relación más sensual y sincera.
No hay caricia más profunda.
No hay beso más eterno… que respirar en paz en mi propia piel.
Porque mi amor más grande… soy YO.
Gracias por leerme.
Si mi historia te resonó…
es que algo está listo para cambiar en ti, o en quien amas.
Te escucho donde duele, para que sanes donde empieza.
🖋️ Eva Rojo
Enfermera y terapeuta integrativa
